2024/03/23 – Pedro José Zepeda
Acabo de terminar “El silencio y la cólera” de Pierre Lemaitre (París, 1951), quien, como ya mencioné en una entrega anterior, es un autor tardío que, en 2006, a los 55 años, fue premiado en el festival de Cognac por su primera novela de la saga policiaca protagonizada por el comandante Verhoeven, y en 2013 recibe el Premio Goncourt por su novela “Nos vemos allá arriba”
Amo de las sagas, después de ”El ancho mundo” Lemaitre presentó a finales de febrero en Barcelona “El silencio y la cólera”, segunda de cuatro partes de la saga “Los años gloriosos”.
Si en “El ancho mundo” relata las vicisitudes de la familia Pelletier en los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra de Indochina, teniendo como escenarios Beirut, pero sobre todo Saigón y París, en ”El silencio y la cólera” que ahora comento, el centro de gravedad de la historia se ubica en Francia: en París donde ahora residen los tres hijos sobrevivientes de la familia Pelletier; y en el pueblo de Chevrigny, cuyos habitantes deben abandonar sus hogares, iglesia, escuela, actividades productivas porque, abriendo paso a la modernidad de la posguerra, será inundado y sepultado por ser parte del vaso de una nueva presa que, entre otras actividades, generará energía eléctrica -que ellos no necesitan- para una amplia región del país.
Dijo Lemaitre en la presentación de su libro de la tetralogía de “Los años gloriosos” en Barcelona, que cree que «los años 50, los de la gloria del capitalismo, son [también] los más criminales porque [fue] entonces [cuando] fabricamos [las bases del]… calentamiento climático».
Dijo también ese día a la prensa que, si los años 50 del siglo pasado [fueron]… años de gozo después de la guerra, [fueron también]… el origen del fracaso actual, el peor de la humanidad».
«1952 es un punto de inflexión importante en la Francia de la posguerra, pues se empieza a superar el período del hambre y el desempleo y las cosas comienzan a ir algo mejor, aunque mi hipótesis es que van mejor para todos menos para las mujeres».
En opinión de Lemaitre, hay un falsa sensación de que la mujer empieza a sentirse liberada “…gracias a la lavadora, la nevera, la plancha y el congelador, pero este concepto de liberación no es más que otra manera de perpetuar su servidumbre». La dominación masculina, añade el escritor, siempre se ejerce de la misma manera, con «el control del cuerpo», destinado a la maternidad. Ejemplo de ello es un estudio publicado por un periódico nacional intitulado “¿Son limpias las francesas?” (que se incluye como anexo al final de la novela), éxito periodístico, pero causante también de una gran indignación entre las mujeres.
Por esta razón, si en el primer capítulo de la saga el protagonista fue Étienne, quien muere asesinado en Saigón; en la entrega que ahora comento buena parte de la historia se articula alrededor de Hélène, la menor de las hijas de los Pelletier. a partir de ella “Lemaitre aborda la cuestión del aborto, contestado en la época con mucha violencia, o la participación de la mujer en el mundo laboral, siempre reducida”.
A pesar del protagonismo de Helene, como suele ocurrir en todas las novelas de Lemaitre, los dos hermanos (Francois y “El Gordito”), su abominable esposa, su hijita Collete, los viejos Pelletier, incluido el gato Joseph, y los nuevos personajes como Lulú el boxeador, Nine la preciosa y muda novia de Francois, y el formidable Lambert, novio de Helene, tienen también una gran intensidad y están muy bien perfilados: son complejos, multidimensionales y, al mismo tiempo, muy sólidos.
Para lograrlo, el gran reto que enfrentó como escritor fue el de hablar de algo de lo que los protagonistas no son conscientes, pero sí el autor y quienes vivimos en estos tiempos tiempo.
Al fin y al cabo, comentó el autor, «una novela sirve para entender una época; o de lo contrario es un objeto inútil».
Anunció el autor en Barcelona que “el tercer volumen estará protagonizado por otro de los hijos, François, y se situará en 1959, con la Guerra Fría como telón de fondo y ubicado en parte en Praga y, el cuarto y último libro, tendrá como protagonista a Jean, el primogénito, y se situará en el año de 1963.
Se ha dicho de esta segunda entrega:
“El novelista va directamente al grano [impulsado]… por sus lecturas…: Zola, Dumas, Flaubert.”
Telérama
“Intensos y trágicos colores gracias a la pluma y a la imaginación de del balzacquiano Lemaitre.”
Le Figaro Magazine
“Un torbellino conducido de forma magistral por Pierre Lemaitre, más virtuoso que nunca”.
Version Femina
“Un gran proyecto altamente estructurado, un gran fresco que cuenta la historia del siglo XX como una telenovela. ¿Su modelo?: Zola
Le Monde
Deja una respuesta