2024/09/27 – Pedro José Zepeda
Acabo de terminar la crónica de “Tan poca vida” (2015, en inglés) de Hanya Yanagihara (Los Ángeles, 1980; integrante de una familia residente de cuarta generación en Hawái).
“Tan poca vida” es una novela descomunal, que explora con maestría los recovecos del alma humana y transmite, paradójicamente, mucha vida. Es, tal vez, una de las diez mejores novelas que he leído en los últimos tres años.
Cuentan que su tremendo éxito sorprendió no sólo al público, que conocía muy poco a Yanagihara, quien únicamente había publicado previamente otra novela; sino, incluso, a su editor y a la propia escritora. Con más de dos millones de ejemplares vendidos durante los primeros meses, para The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, Vanity Fair, Vogue, Time Out New York, People y Huffington Post, e incluso para las inglesas The Guardian y The Economist, “Tan poca vida” fue el mejor libro del año. Ganó el premio Kirkus y fue finalista del Man Booker y del National Book Award. El director belga, Ivo van Hove, llevó esta novela al teatro.
La trama
La novela sigue durante más de tres décadas la historia de las vidas de cuatro amigos que, teniendo orígenes muy distintos, se conocen en la universidad y crecen juntos en Manhattan, hasta que cada uno de ellos va haciendo su propio camino: Jude, Willem, Malcom y JB.
La novela comienza brindándonos pinceladas de la vida de los cuatro amigos pero, en la medida que avanza la narración se va deslizando hacia la vida de Jude st. Francis, criado por monjes en ambientes donde sufre abusos sexuales y maltrato que lo marcan para siempre y que, a pesar de su gran inteligencia y su enorme éxito profesional, lo hacen sufrir y atormentarse, al tiempo en que trata de ocultar su pasado y sobreponerse a él.
El otro personaje entrañable de la novela es Willem Ragnarsson, un guapo y amable actor de origen sueco que logra abrirse un luminoso camino. Generoso, siempre está para sus amigos, especialmente para Jude, a quien lo unen sentimientos más intensos que al resto del clan, integrado por JB, un pintor afroamericano muy ambicioso, sensible y de talante muy explosivo, que consigue abrirse brecha en el mundo del arte y la cultura pintando retratos de sus tres amigos; y Malcolm, hijo de una familia adinerada, arquitecto perfeccionista, que también acaba triunfando en su profesión.
Sin embargo, muy lejos está esta novela de narrar historias de vida lineales, ni en lo profesional, ni en el de las relaciones entre ellos. Por el contrario, los cuatro amigos son personajes muy complejos, contradictorios a veces, que buscan sobrevivir a sus éxitos y fracasos, e intentan pasar de su juventud al mundo adulto sobreponiéndose a grandes dificultades económicas, crisis sociales y torbellinos emocionales. Como ha dicho un crítico del libro: En ese trayecto, tal vez lo que comparten esos cuatro amigos es “…una idea muy peculiar de la intimidad, una manera de estar juntos hecha de pocas palabras y muchos gestos [a través de la cual]… la autora… realiza una minuciosa indagación de los límites de … la condición humana, el dolor impúdico, la necesidad, la soledad, la depresión, el valor de las amistades, y otros sentimientos”.
Un poco sobre Hanya yanagihara
Un auténtico fenómeno literario. Hanya Yanagihara ha sido comparada con Jonathan Franzen y Donna Tartt por su habilidad narrativa.
Tras su graduación en el Smith College en 1995, Yanagihara se trasladó a Nueva York y trabajó durante varios años como publicista. Escribió y fue editora en Condé Nast Traveler.
Su primera novela, The People in the Trees, fue aclamada como una de las mejores novelas de 2013.
En 2022 publica su tercera novela, “Paraíso”, que, en mi opinión, es también muy recomendable.
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