2024/10/03 – Pedro José Zepeda
Acabo de terminar de leer “Nunca me abandones” (2005) de Kazuo Ishiguro (Nagasaki 1954, de nacionalidad inglesa desde 1983)
Pequeña nota:
Cuando, en 2017, La Academia Sueca otorgó a Ishiguro el Premio Nobel de Literatura 2017, consideró que «en novelas de gran fuerza emocional, ha descubierto el abismo bajo nuestro ilusorio sentido de conexión con el mundo».
Ishiguro nació nueve años y tres meses después de la explosión de la bomba atómica en Nagasaki, tragedia que sí vivió su madre. A los cinco de edad emigró con su familia a Inglaterra y no volvió a viajar a Japón sino hasta 28 años después. En esas circunstancias, se desarrolló como escritor en lengua inglesa pues, en sus propias palabras, “mi dominio del japonés es terrible”.
Sin embargo, hasta donde conozco su obra, dos poderosas cosmovisiones la marcan: una que mira, para decirlo así, “con lupa”, los detalles de un pasado muy fuerte y doloroso; y otra que le permite proyectar hacia el futuro un lenguaje que ha formalizado y protocolizado muy minuciosamente las relaciones humanas. En esas circunstancias, como escritor de origen japonés, algún crítico ha señalado que, como Murakami y Yoshimoto, los temas de Ishiguro, aunque con fuertes referencias nacionales, trascienden ese nivel y lo universalizan; mientras que, como escritor inglés, ha sido considerado, junto a Martin Amis, Ian McEwan, Salman Rushdie y Julian Barnes parte del selecto grupo que en los años ochenta dieron nuevos aires a la literatura inglesa. El Japón de la posguerra, el nazismo, los periodos anteriores a la II Guerra Mundial, y la construcción de escenarios futuros, están entre los temas que aborda su obra.
”Nunca me abandones”
Fue nombrada por la revista TIME la mejor novela del año 2005, y la incluyó en su lista de las 100 mejores novelas escritas en habla inglesa desde la fundación de la revista en 1923. En 2005 fue nominada al premio Booker y al premio del Círculo de Críticos Literarios del Reino Unido y, en 2006, al premio Arthur C. Clarke. En 2010 se estrenó la adaptación cinematográfica de esta novela, dirigida por Mark Romanek, y protagonizada por Keira Knightley, Carey Mulligan y Andrew Garfield.
La trama
En oposición a las utopías, las distopías perfilan escenarios futuros que no son deseables. Este es el caso de “Nunca me abandones”, en el que Kathy H narra su propia historia: su crecimiento, su maduración y sus aprendizajes como interna adolescente en Hailsham, en la Inglaterra de finales de la Segunda guerra mundial; hasta, dos décadas después, un cierto momento de su vida “profesional”.
Hailsham era uno de tres centros privilegiados de un sistema asistencial diseminado por toda la isla encargado de la formación de clones humanos creados para garantizar la donación de órganos que requieren las personas “normales”. En estos tres centros, los alumnos reciben una formación cultural y artística que puso en evidencia, a contracorriente de la opinión pública mayoritaria, que los futuros donantes sí tenían alma.
Y tanta alma tenían, que, como Kathy, Tommy y Ruth eran capaces, no sólo de sentir enojo, tristeza, miedo y angustia o, del otro lado del espectro emocional, alegría, empatía y solidaridad, sino, incluso, de enamorarse.
Aunque no sin cierta nostalgia, Kathy, Tommy y Ruth, aceptan la inevitabilidad de su destino: ser donadores, tantas veces como sea posible, antes de ”completar”, eufemismo de morir. En todo caso, sus sueños y aspiraciones no van más allá de llegar a conocer a “su posible” (aquella persona de la cual fueron clonados), o de, cubriendo ciertos requisitos, lograr el aplazamiento, por dos o tres años, del inicio de sus donaciones; o, “más realista”, acompañarse y velar los unos por los otros, tanto en los buenos tiempos como en los malos.
¿Cómo se procesan y resuelven los sentimientos humanos cuando la vida tiene esas cotas?
Un poco más sobre Kazuo Ishiguro
Durante su adolescencia, Ishiguro intentó dedicarse a la música: tocó en diferentes clubes y envió sus grabaciones a distintas compañías disqueras, aunque sin mucho éxito. En 1973, se tomó un año sabático para viajar por Estados Unidos, antes de graduarse en Filosofía e Inglés en la Universidad de Kent, y de concluir una mastría en Literatura creativa en la Universidad de East Anglia, cuya tesis se convirtió, en 1982, en su primera novela, “Una pálida luz en las colinas”. Su segunda novela, “Un artista del mundo flotante”, también trata el tema del Japón durante y después de la Segunda Guerra Mundial. La tercera, “Lo que queda del día” lo catapultó a la fama mundial pues; además de haber sido multipremiada y traducida a más de veinte idiomas, se realizó sobre ella una película muy exitosa, protagonizada por Anthony Hopkins y Emma Thompson. En 1995 publicó “Los inconsolables” y cinco años después, “Cuando fuimos huérfanos”. Siguieron a estas: “Nunca me abandones”, objeto de esta nota, y su novela más reciente, publicada en español en 2021 “Klara y el Sol”, que, en mi opinión, también es maravillosa.
Además del Nobel, Ishiguro ha sido galardonado, entre muchos otros, con el Premio Booker y el Premio Whitbread (mejor autor novel británico del año).
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