2024/11/23 – Pedro José Zepeda
Acabo de terminar la crónica de “La montaña mágica» (1924) de
Thomas Mann (Lübeck 1875 – Zúrich (1955)*
Pequeña nota biográfica del autor:
Thomas Mann es uno de los escritores alemanes más importantes de su generación. Según algún estudioso de su obra, es recordado por sus profundos análisis críticos sobre el alma europea y especialmente alemana durante la primera mitad del siglo XX. Si bien durante sus primeros años fue escéptico respecto de la democracia occidental y, tal vez influido por Katia su mujer y por su propia posición familiar, expresa ideas cercanas a partidos nacionalistas liberales moderados y mantiene una postura ambivalente ante la Revolución rusa y la República Soviética de Baviera cuya breve existencia experimentó en carne propia; desde principios de los años veinte, quizá animado por su hermano mayor, Heinrich, con quien siempre tuvo una relación tensa y variable, pero, sobre todo, por su temperamento y por sus propias lecturas y experiencias, se convirtió en defensor de la República de Weimar, firmando manifiestos de apoyo e incluso aceptando cargos públicos en ella. En la atmósfera de libertad de Weimar, Mann también se pronunció públicamente sobre la homosexualidad, asunto difícil para él durante toda su vida: suscribió una petición al Reichstag para que se revocara su penalización, y escribió reseñas favorables sobre obras de autores como Paul Verlaine, Walt Whitman, André Gide, aunque siempre cuidándose de no hacer patentes sus propias preferencias sexuales. Años después se opuso al nazismo, al que calificó de «disparate con esvástica» e “infamia”, producto de lo cual le fue retirada la ciudadanía alemana en diciembre de 1936. Con pasaporte checoslovaco viaja a Suiza y en 1938 a Princeton en Estados Unidos donde, en 1944, adquiere la nacionalidad norteamericana. Finalmente, ante el clima persecutorio desatado durante el macartismo, regresa a Suiza, desde donde viajará algunas veces a Alemania a visitar familiares y amigos, y a recibir algunos premios y reconocimientos. Muere en Suiza en 1955.
Mas que académica, su formación cultural fue esencialmente autodidacta. Según otro estudioso de su obra, Nietzsche y Schopenhauer tuvieron gran influencia en su producción literaria. Otros dos rasgos distintivos de sus novelas, lo mismo en “Los Buddenbrook”, que “La Muerte en Venecia” o “La montaña mágica”: por un lado, que está plagada de alusiones autobiográficas, casi explícitas y, por otro, la presencia constante de la música, en un doble sentido:
- Como referente estructural; en sus propias palabras: “La música siempre ha ejercido un influjo notable sobre el estilo de mi obra. […] Desde siempre, la novela ha sido para mí una sinfonía, una obra de contrapunto, un entramado de temas en el que las ideas desempeñan el papel de motivos musicales”; y
2) Como un tema que ejecutan o con el que se deleitan sus personajes. Como ejemplos, el gran virtuosismo de la madre y el último de “Los Budenbrook” y, en el capítulo VII de “La montaña mágica”, “…el narrador comenta cuatro piezas de música vocal y una instrumental que Hans Castorp [el protagonista] va escuchando sucesivamente en el gramófono que el sanatorio acaba de adquirir: la ópera Aida de Verdi; el Preludio a la siesta de un fauno de Debussy; las óperas Carmen de Bizet y Fausto de Gounod; y Der Lindenbaum (El tilo), de Schubert, [que]… le parece a Castorp el más perfecto ejemplo del anhelo de muerte romántico [y que]…, como una alusión a su [propia] muerte, al final de la novela Thomas Mann hace que Castorp [vaya tarareando]”.
La trama:
“La montaña mágica” cuenta la historia de un estudiante de ingeniería que visita a un primo enfermo de tuberculosis en un sanatorio en Suiza. Sin embargo, lo que iba a ser una estancia de tres semanas se convierte en un internado de siete años, al contraer Castorp la enfermedad. Durante todo este tiempo, y en un ambiente en el que la muerte es una presencia constante, también lo es la vida, y el protagonista establece relaciones muy interesantes y ricas con varios de los residentes. En los diálogos con y entre estos personajes, especialmente entre Settembrini y Naphta, atestiguados casi siempre por Castorp y su primo, Thomas Mann bosqueja un mosaico del pensamiento y la civilización europea de antes, durante e inmediatamente después de la Gran Guerra.
Naphta y Settembrini, representan dos formas opuestas de ver el mundo: Settembrini se declara monista mientras que Naphta es dualista; Settembrini es partidario de la acción cuando Naphta defiende la vida contemplativa más propia de la mentalidad oriental y; en cuestiones políticas, mientras que el ideal de Settembrini es la «República universal», Naphta, judío convertido al cristianismo, jesuita, es partidario de un individualismo colectivo que busca un nuevo reino de Dios basado en una mezcla de milenarismo cristiano, anarquismo y comunismo. Settembrini es el primer tutor de Castorp, y representa la tradición humanística, los valores de la democracia y la Ilustración, especialmente la tolerancia, y también el sistema de creencias de la familia de Castorp: el trabajo y la actividad creativa como sustentos del progreso de la humanidad. Por su parte, Naphta se burla de Settembrini a quien considera un «literato de la civilización».
Inicialmente, Hans Castorp es deslumbrado por Settembrini, aunque luego bascula hacia las ideas de Naphta (cambios que podrían reflejar la propia evolución del pensamiento de Thomas Mann durante el largo período que duró la escritura de “La montaña mágica”). Después hay un periodo en el que duda de ambos por considerar que detrás de su retórica hay mucho simplismo, aunque finalmente vuelve a sentirse más cercano a Settembrini, quien podría representar, después de exponer sus dudas a través de Naphta, los valores más profundos del propio Mann.
Clawdia Chauchat es el personaje femenino más relevante de la novela: una sofisticada mujer rusa de rasgos orientales que, inicialmente, sólo llama la atención de Hans Castorp por su desagradable costumbre de entrar al comedor dando portazos. Sin embargo, poco a poco se va sintiendo atraído por ella, sobre todo, porque le recuerda a un amigo por el que tuvo sentimientos especiales años atrás. La atracción erótica que poco a poco va sintiendo por ella y que termina en un franco enamoramiento es una de las razones por las que Castorp prolonga su estancia en el sanatorio y renuncia a la vida de «allá abajo». Por un breve periodo son amantes, aunque ella tiene también relaciones, además de con su esposo, un funcionario ruso, con otros dos personajes: el médico jefe del sanatorio y un empresario holandés.
Después de la partida de Clawdia, Castorp y el resto de los internos caen en un soporífero aburrimiento y se dedican con desgano a actividades tan diversas como la fotografía, la filatelia, el dibujo, escuchar música o comer chocolates. Incluso disminuyen los encuentros eróticos entre residentes. Por su parte, como ya mencioné líneas arriba, Castorp se aficiona a la música. Finalmente, cuando ha cumplido ya siete años en el sanatorio, estalla la guerra y, después de despedirse de Settembrini, abandona la institución para alistarse como soldado. Finalmente, en un cambio radical de escenario, se narra una batalla en la que miles de soldados deben atacar una posición enemiga. Castorp, uno de ellos, tararea “Der Lindenbaum” de Schubert.
Sobre los alcances de esta novela
“La montaña mágica” habría sido una «novela de aprendizaje» pues, igual que los protagonistas de este género, Hans Castorp abandona la casa paterna y se encuentra, en el Sanatorio, con el Arte, la Política y el Amor. Sin embargo, la «educación» en “La montaña mágica” no convierte a Hans Castorp en un “hombre de bien”, sino que lo enfila hacia el abismo de la Primera Guerra Mundial.
Se ha comparado la estructura de “La montaña mágica” con la de “La Muerte en Venecia”, señalando que en ambas es crucial la relación entre enfermedad, aprendizaje y muerte (Nietzsche),o, en palabras de Mann: “toda salud superior tiene que pasar por la profunda experiencia de la enfermedad y la muerte”.
1) Ambas novelas se desarrollan en centros de reclusión, en cierto sentido decadentes, a los que arriban los protagonistas (Castorp en la primera y Gustav von Achenbach, escritor como Mann y –según se sabe, construido físicamente a partir de una foto de Mahler– en “La Muerte en Venecia”);
2) en ambas novelas los sujetos amorosos de los protagonistas reflejan a un adolescente (Clawdia, que como ya mencioné le recuerda a Castorp un amigo por el que tuvo sentimientos especiales, en “La montaña mágica”, y el joven polaco Tadzio, en la segunda) y;
3) en el desarrollo de ambas novelas la enfermedad es un factor determinante: tuberculosis y cólera, respectivamente.
Por otra parte, al igual que en otras novelas de la misma época, como “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust, el tiempo es fundamental en la estructura de “La montaña mágica”. Ha dicho un estudioso de esta novela: “Aunque los acontecimientos están narrados en el orden cronológico convencional (a excepción del capítulo II, en que se vuelve atrás en el tiempo para informar de la vida anterior de Castorp), el ritmo de la narración no es uniforme, sino que va acelerándose progresivamente“.
“Esta asimetría… [se explica por]… la percepción subjetiva del protagonista. Ya desde el momento en que Castorp llega por primera vez al sanatorio, su primo Joachim le advierte… que la percepción del tiempo entre los habitantes de la montaña es considerablemente distinta de la que impera «allá abajo»:”
“Tres semanas no son prácticamente nada para nosotros, los de aquí arriba; claro que para ti, que estás de visita y sólo vas a quedarte tres semanas, son mucho tiempo”.
“Por último… [ es notorio que] en la novela, la relación entre el «tiempo de la narración» (… el tiempo que se emplea en contar una historia…) y el «tiempo de lo narrado» (el tiempo de los acontecimientos) no es el mismo… [al punto de que, por ejemplo]… al empezar el capítulo VII, el narrador se pregunta si es posible «narrar el tiempo como tal», y reflexiona acerca del tratamiento del tiempo en la narración, comparándolo con su papel en la música”.
*En este resumen me apoyé en la información sobre Thomas Mann y “La montaña mágica publicada en Wikipedia.
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