Diarios, a ratos perdidos, 3 y 4 – R. Chirbes

2023-12-06 – Pedro José Zepeda

Acabo de terminar de leer los “Diarios, a ratos perdidos, 3 y 4”, de Rafael Chirbes (1949 a 2015).
Menos conocido en México, recibió en Europa importantes distinciones. Entre otras: en 1988 fue finalista del Premio Herralde por su primera novela, Mimoun; en 1999, la SWR Bestenliste de Alemania incluye su libro ”La larga marcha”; en 2007, a su novela “Crematorio” gana el Premio de la Crítica Narrativa Castellana y; en 2014, su libro “En la orilla” recibe el premio Nacional de Narrativa, y el diario El País designa ese mismo título como el mejor libro escrito en lengua española en 2013.
Publicados después de su muerte, los diarios generaron un acalorado debate en España, tanto por la descarnada y a veces desconsolada descripción que hace de sí mismo y su trabajo de escritor, como por los comentarios y críticas a autores de la talla de Arturo Pérez Reverte, Antonio Muñoz Molina, Phillip Roth y John Le Carré. Habiendo sido un radical toda su vida, muestra, demoledor, irónico, desencantado, sus heridas contra lo que llama despectivamente literatura de alta expresión, cargada de guiños y referentes actuales y no pocos escritores actuales.
Abarcan estos diarios de Chirbes el período 1985 a 2015: el primer volumen (Diarios 1 y 2), de 1985 a 2005; el segundo, el que reseño en esta nota, (diarios 3 y 4) de 2005 a 2007: y el tercero y último, de 2007 a 2015.
Sobre sí mismo, en el volumen I, a los 42 años, El 18 de enero de 1992, escribía: “Como me derrumbo y empiezo a pensar una vez más que esa idea de que puedo llegar a ser escritor es una fantasía de ególatra, vuelvo a la modestia de estos cuadernos, que no son para nadie, que no compiten con nadie. Ni están al albur del juicio de nadie. Ellos con ellos mismos, y yo a solas conmigo. Es de noche. Ordeno perezosamente ―sin prisa pero sin pausa― los libros en unas estanterías que me han hecho recientemente. Me aplasta el peso de todos los libros leídos o a medio leer. Con qué poco provecho pienso”.
En el volumen II, que ahora comento narra con lucidez, honestidad y desgarro, años de incertidumbre personal, de soledades, penurias económicas potenciales, desempleo por autojubilación, pero también de nuevas libertades que, sin embargo, por momentos cada vez más largos, se le revierten: sus amigos que van muriendo, sus fugaces encuentros sexuales oscilan entre el deseo y la decrepitud, sus crecientes desengaños, aunque mantiene viva la llama del entusiasmo.
Siempre en guardia, escabulléndose de los cenáculos literarios, de los lugares comunes y de la banalidad, dice de sí mismo en este volumen: ““Escribir no cura, no alivia, no saca de esa niebla, de esa rebaba que es la vida. [Es, en todo caso, un] ”…vagabundeo torpe en busca del sentido de la propia vida.”
“Un escritor no es el que se pasa la vida entre palabras, sino el que se pasa la vida buscando atrapar algo que está a la vez dentro y fuera de él y sólo se deja atrapar mediante palabras: no, no es exacto, las palabras no lo atrapan, sino que lo revelan.”
“La palabra es pararrayos que captura la energía que está en el aire…”
“Dice Zweig, en su extraordinario ensayo sobre Balzac… que el novelista francés quiso describir la presión atmosférica de su época”.
[O, en otras palabras]“El novelista [es, según Zola] como [el] pájaro en las minas que avisa de la falta de oxígeno.” Paráfrasis mías
Del otro lado del espejo, habla deliciosa y apasionadamente, como si viviera dentro de ellas, de algunas películas clásicas; y de libros algunos libros de los antiguos griegos, de Montaigne y Baudelaire (quiere poco a Rimbaud), de La Celestina de Rojas, La Regenta de “Clarín”, de los cuentos de Poe, de Nemirosky, Junger, Elroy.
Contienen también sus diarios muy profundas y originales narraciones de viajes a Nueva York, Berlín, Nápoles, París y otros lugares de Francia, Madrid, Barcelona. Son preciosas sus descripciones de paisajes urbanos y rurales, de la gente y, gran gourmet, su aprecio profundo de la cultura de la producción de buenos alimentos y buenos vinos.
“Me agradan poco y me asusten mucho los despoblados, los bosques deshabitados, la naturaleza salvaje… Sócrates …decía que la naturaleza salvaje le enseña poco al hombre, que, sin embargo, se vuelve sabio …en la villa, en la urbe clásica, aún no desarraigada del entorno.
En la Toscana …no te quitas de la cabeza esa sensación mientras ves esos bosques, los viñedos punteados por villas construidas hace cientos de años, [la idea de que existe una enorme] …acumulación por estratos de saberes.
[…]
…crían animales, y cultivan el viñedo y el olivar …hemos comido degustando esos vinos, probando los aceites y comiéndonos un riquísimo pastel de berenjena con queso y tomate crudo, y unos imponentes canelones con fungi porcini …la textura de la pasta de los canelones, su recuerdo de harina limpia …hablan …de la refinada historia de un país entero.
Las esencias se manifiestan en los actos más elementales, en cómo se resuelven y codifican las necesidades primarias. El aforismo …que nos dice que el hombre es lo que come habría que elevarlo al menos un escalón: el hombre es cómo come lo que come. Es su cocina, su vajilla, su servicio de mesa, el …orden del banquete y esos rituales que distinguen un pueblo de otro, distintas sicologías colectivas, distintos modos de estar en la intimidad y en público, de expresar lo familiar y lo social.
[…]
El hombre ha aprendido primero a exponer los alimentos al fuego, después a crear recipientes para cocerlos en agua, a mezclar unos ingredientes con otros, a distinguir los tiempos de cocción de cada pieza de carne o de verdura e introducirlos escalonadamente en el recipiente; a combinarlas para producir platos nutritivos y de sabores agradables. [las mejores cocinas del mundo] …son cristalizaciones de algunas de las culturas más sabias del mundo.”
Los diarios, a ratos perdidos 3 y 4 son, en fin, como ha dicho un crítico, “…el autorretrato sin máscaras de un ser humano: sus dudas, flaquezas, miedos, enfermedades, enterezas, ambiciones, anhelos’ y una sucesión de opiniones y vivencias relacionadas con la política, el sexo, la música, el cine y la literatura”, sus grandes pasiones.
Libro entrañable.


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