2024/05/17 – Pedro José Zepeda
Acabo de terminar “El tiempo es un canalla” (2010) de Jennifer Egan (Chicago, 1962)
Ella, criada en San Francisco, estudió en la famosa UPenn y en el no menos célebre St. John´s College de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido. Actualmente vive en Brooklyn y es una de las escritoras estadounidenses más reconocidas.
“El tiempo es un canalla” ha ganado los dos premios literarios más importantes de los Estados Unidos: en 2010 el National Book Critics Circle Award, y en 2011 el Pulitzer. Además, fue elegido como uno de los mejores libros de la década por la revista Time. En total, Egan ha publicado seis novelas, entre las que sobresalen, además de la que ahora reseño, “Manhattan Beach” y “La casa de caramelo” (uno de los diez mejores libros de 2022 según el New York Times).
En la entrega del Pulitzer se dijo que “El tiempo es un canalla” era una «investigación ingeniosa sobre [cómo envejecen las personas] …en la era digital, [cuando] …los cambios culturales [y especialmente los cambios tecnológicos] son vertiginosos».
Aunque muchas de las trece historias que integran la novela fueron originalmente publicadas como cuentos en revistas como The New Yorker y Harper, Jennifer Egan logra articularlas magistralmente en torno a dos personajes en un nostálgico mosaico tragicómico de la industria musical estadounidense que cubre desde los años sesenta hasta el día de hoy: Bennie Salazar, primero integrante del grupo punk y luego, ya viejo, ejecutivo de su propia compañía discográfica; y Sasha, brillante y cleptómana, quien vivió en Asia, en Nápoles y estudió en NYU, antes de convertirse durante doce años en la imprescindible ayudante de Bennie.
Así conocemos a Lou, prepotente productor musical y mentor de Bennie, cuya vida es muy complicada, incluidos varios matrimonios y seis hijos; a Scotty, el gran guitarrista del mismo grupo punk que Bennie, quien al desintegrarse el grupo vive por muchos años en la marginalidad, neoyorquina, resentido con Bennie y pescando con caña cuando el tiempo se lo permit, en el East River hasta que, inopinadamente, ya viejo, vuelve a conocer el éxito en el año 2020; a Stephanie, la primera mujer de Bennie; a Dolly, una publicista caída en desgracia que tiene que aceptar trabajar para limpiar la imagen de un dictador genocida; a Jocelyn y Rhea, las otras exintegrantes del grupo punk; y a otros entrañables personajes, autodestructivos algunos, otros, simplemente arrastrados por sus malas decisiones o por los altibajos de la poderosa marea de los cambios generacionales que corren “desde el movimiento de la contracultura de San Francisco en los años setenta hasta la incertidumbre posterior al 11 de septiembre”.
En resumen, como ha señalado un crítico literario, para Jennifer Egan «El tiempo es un canalla”, “porque ataca el destino de la mayoría de los personajes del libro barriendo para siempre su juventud, su inocencia y [su] éxito. Y, aunque algunos de los personajes acaban encontrando la felicidad, es siempre una felicidad limitada, y… raramente [aquella] en la… que ellos creían”.
La crítica ha dicho:
“Una novela rica e inolvidable sobre la decadencia y la resistencia, sobre individuos en un mundo que cambia a su alrededor… [Egan] es una de las escritoras con más talento de la actualidad”.
The New York Review of Books
“Una muestra del extremo virtuosismo de Egan”.
The New York Times
“Egan merece todos los elogios: su libro es una curiosa y muy bien lograda combinación de realismo convencional y experimentación con la forma.”
Edmundo Paz Roldán, El País
“Ficción de la más alta calidad. […] Conmovedora. […] Una lectura obligada.”
The Sunday Times
“Una novela juguetona a la vez que seria, compleja a la vez que directa …una de las prosas más efervescentes del momento”.
The Daily Telegraph
“Salvajemente ambiciosa. […] Un tour de forcé […] La música es a la vez tema y metáfora cuando Egan explora la mutabilidad del tiempo, el destino y la responsabilidad individual sobre la tecnología”.
O, The Oprah Magazine
“El libro de Egan es una muestra de diferentes épocas, (los días de gloria del punk; un futuro socialmente interconectado) y estilos (sátira astuta, tragedia conmovedora, incluso PowerPoint) para explorar la interacción entre la música y los duros ritmos de la vida.”
Vogue
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